domingo, 13 de septiembre de 2009

Propuestas: CIENCIA POLÍTICA

De qué hablamos cuando hablamos de Ciencia Política
Desde Proyecto Sur y El MATE seguimos insistiendo en tener una visión crítica de la carrera. Es nuestra tarea como estudiantes dar un debate profundo, entendiendo que lo que está en juego es nuestro futuro y el de nuevas generaciones.
Con la unidad como bandera, nuestra intención es plantear la discusión en un sentido amplio, que nos contenga a todos aquellos que día a día discutimos la triste realidad de una carrera que, gracias a la miopía política de muchos, las prácticas espurias de su actual dirección y a las deficiencias estructurales que tiene, no puede ver más allá de sus propias narices.

“Ah…¿Vas a ser político?”
Si queremos buscar algo que todos los estudiantes de Ciencia Política tengamos en común, probablemente encontremos esa coincidencia en el hecho de que nuestros vecinos, amigos y familiares no tienen la menor idea de a qué se dedica un politólogo.
La carrera tampoco nos ayuda mucho: sigue predominando el paradigma neoliberal que busca formar técnicos para el mercado del trabajo. ¿Qué implica esto? En principio, que los politólogos estudiamos “la política” pero no tenemos que practicarla.
El mensaje oficial es claro: o hacés encuestas o te convertís en una máquina de redactar papers inútiles para una comunidad científica que podría desaparecer de la faz de la tierra sin que casi nadie se inmute.

¿Una carrera universitaria, o un curso de 5 años para ser licenciado?
Entre todas las peculiaridades que tiene nuestra carrera, se destaca aquella que la ubica como una de las pocas de toda la universidad que no requiere tesis ni prácticas pre-profesionales para recibirse. Por más increíble que suene, cualquier estudiante de Ciencia Política que termine de cursar las 18 materias obligatorias, las 4 optativas, los 2 seminarios y los 6 niveles de idiomas, puede sentarse tranquilamente a esperar que le entreguen su diploma.
Por otra parte, materias como Historia Contemporánea o Teoría Política y Social I y II se convierten, por su insuficiente carga horaria en una carrera contra el reloj para leer toda la bibliografía que podamos, con el objetivo principal de aprobar.
A todo esto se suma la insuficiente cantidad de metodología que se ve en la cursada (así como la manera superficial y esquematizada en que se enseña), que nos deja sin las herramientas necesarias para realizar producciones propias.

En busca de la Junta de Carrera perdida
Desde que Jorge Mayer (Alternativa Académica) gobierna la carrera (junto con la complicidad de los consejeros estudiantiles de la UES), la junta de carrera se convirtió en un ámbito de negociación entre estas agrupaciones para tratar de conseguir la mayor cantidad de profesores y graduados que les aseguren el voto cada dos años y poder así mantener el statu quo de la actualidad.
Desde hace ya mucho tiempo, sin ningún criterio claro más que la arbitrariedad de los funcionarios enquistados en la gestión de la carrera y sus prácticas clientelistas, se intentan borrar de un plumazo materias optativas y reducir módulos, llegando incluso a intentar eliminar del mapa dos orientaciones enteras de la carrera (Política Latinoamericana y Teoría y Filosofía Política). La Asamblea Interclaustros de Ciencia Política (que, como el vitel thoné, sólo aparece a fin de año) logró impedir la materialización de algunos de estos acuerdos, pero dio sobradas muestras de incapacidad a la hora de construir un espacio político que pueda despertar a la carrera del actual letargo en que se encuentra.

Teoría Política: Colonización y después
En la carrera de Ciencia Política en particular y en la Facultad de Ciencias Sociales en general, el gran ausente es el Pensamiento Político Argentino y Latinoamericano.
Son muy pocas las cátedras que nos muestran que en Nuestra América también hubo intelectuales que pensaron “lo político”, combinando permanentemente la teoría y la praxis. Es claro que para un politólogo es muy importante leer a Platón, a Weber, Marx o Foucault, pero esa formación que surge en el continente europeo necesariamente debe ir de la mano con una historia propia que nace desde lo profundo de nuestro continente y de sus luchas. Si queremos conocer el pensamiento vivo de hombres que marcaron el destino de nuestro pueblo, como Moreno, Bolívar, Mariátegui, Scalabrini Ortiz, el Che, Cooke o Jauretche, tenemos que meternos en ese pantano de contenidos y categorizaciones que hoy es la oferta de optativas y seminarios. Por eso creemos necesario incorporar a la formación de todo politólogo el pensamiento político argentino y latinoamericano, para romper con el colonialismo intelectual y poder ver la realidad y actuar sobre ella con nuestros propios ojos.

Cambiar la carrera para pensar un país
Por todo lo que venimos diciendo, entendemos que es urgente y necesaria la reforma del Plan de Estudios y el desarrollo de jornadas interclaustros de discusión y debate, para poner la carrera en función de un pueblo que reclama a gritos un movimiento político de liberación.
Creemos fundamental la presencia de consejeros estudiantiles que estén al servicio de este cambio necesario, construyendo a partir de la unidad en la diversidad, para terminar de una vez y para siempre con esta disciplina que se enmarca por fuera de la acción transformadora y crear una ciencia política del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

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